Ya que ando en la tremenda oscuridad por culpa de malas decisiones... tendré que desahogarme con quienes realmente no me conocen, no me importarán realmente sus juicios, y con quienes uno puede hablar sin ninguna barrera.
Cuando se toman decisiones por tomarlas y ya, no sale nada bueno. De igual manera pasa con las cosas que pasan sin la menor planeación: son caóticas.
Admito que lo que hice hoy no debía pasar, pero aún así... sucedió.
Cuando el chico que me había querido por tanto tiempo (amado, en realidad) recibió la noticia... todo se vino abajo.
No sé lo que haya pasado después con él, porque, aunque me sienta la mayor bitch, huí de aquella escena devastadora, que no hacía más que lastimar a los dos protagonistas.
Me he enterado de pequeñas cosas que consuelan mis ansias un rato, pero no por mucho. Siento que debe haber algo mal en todo esto...
En lo que a mí respecta... no se puede decir mucho. Me duele no haber dicho la entera verdad; decir cosas que no debía, sólo para que no sonara tan mal decir lo que sí pasa.
Necesito hablr con el susodicho y no pensar. Decir lo que se siente y ya. No procesar, procesaré después de hablar con honestidad.
No puedo hablar más de esto: de las estupideces que uno comete cuando tiene catorce años físicamente; pretende tener madurez suficiente para afrontar este tipo de situaciones, y a la mera hora uno descubre que no es capaz.
Podría perder una amistad tan valiosa por no darme cuenta antes de lo que en realidad quiero (y sí, lo dice la misma puberta). Un mejor amigo nunca será tan buen novio como uno espera. Siempre querrás a tu mejor amigo de vuelta, y es ahí donde las complicaciones por recuperarlo empiezan.