sábado, 25 de julio de 2009

Continuación de mis turisteadas

Lunes 20/julio/09
Día como este: ninguno.
Todo indicaba que iba a ser un día medio aburridón, pero no contábamos con la astucia de la carretera.
Íbamos camino a Puerto Escondido (yo iba dormida... como es mi costumbre ^^) cuando ¡chin! nos paramos en seco (por lo menos así lo sentí yo). Todo mundo abrió las puertas y se bajó. Abrieron la cajuela para bajar maletas y eso... ¿alguien se imagina cómo desperté? Pff, pensé que nos estaban asaltando D:
Resultó que no era nada de bandolerismo ni cosas de ésas, más bien era que se nos había ponchado una llanta ¬¬. Se armó un circo enorme: que dónde está el gato; que dónde se pone; que cómo se quita; que la llanta de repuesto no tiene aire y demás jaladas.
Tuvimos que regresar al pueblito (como pudimos, porque la llantita de respuesto era, exactamente éso: una llantita) donde desayuamos pa' buscar una vulcanizadora. Pobresitos de nosotros... o de quien se nos acercara... ya andábamos todos feos y sudados de tanto andar de aquí pa'yá.
Nos arreglaron el material rodante y volvimos a nuestrtas andadas. Llegamos a nuestro destino. Fuimos a comer.-cenar porque ya nos estábamos desparasitando D: Cenamos sabrosísimo, pero la comida no fue lo mejor ^^.
A una mesa de distancia se encontraba un amiguito del que nunca supe su nacionalidad... bien podía pasar por mexicano ó por portugués, ó por brazileño... hubiera servido oirlo hablar, pero hablaba tantos idiomas, el poliglota ése, que nomás no pude... ah sí, y ahí nos estábamos echando los perros. Entre miraditas y sonrisitas y demás estupideces, mi pápá me decía que mi bikini (lo llevaba puesto) estaba muy chiquito, que me pusiera algo encima (pff ¿así o más celoso?). Lástima que el amiguito muchi-lingüe se tuvo que ir y se me acabó la oportunidad de echarme mi súper taquito de ojo D: Pero no se preocupen, eh, que me lo volví a encontrar en la cena del otro día ^^ (pero estaba en una mesa medio incómoda de voltear a ver y un grandote me tapaba la vista ¬¬ ya ni moodo).


Martes 21/julio/09
Despertamos. Empacamos nuestras chivas (estuvimos brincando de hotel en hotel para eso de la variedad). Fuimos a la playa un ratón (no sé pa' qué, si ni me bronceé D:). Desayunamos y después fuimos a comprar hielo. Entre tantas jaladas de súbete-bájate, a alguien se le ocurrió dejar la bolsa del hielo recargada en una llanta mientras todos nos acomodábamos. Nos subimos a la camioneta y nos fuimos. Ya en el camino, se oyó el "¡Caramba!¡El hielo!" y ahí vamos; a ver si nuestros cubitos de agual congelada seguían tiraditos por ahí. Conra todo pronóstico, ahí estaban. Trepamos la bolsa a la hielera y nos fuimos tan felices nosotros, por ahorrarnos $15 en otra bolsa de enfría-cocas.
A eso de las 2:00 p.m. nos estábamos cocinando vivos. Mejor nos fuimos a refugiar a las comodidades del nuevo hotel. Cómo habremos estado de cansados que nos echamos una siestesita de 4:30 hrs. (bueno, pa mí, eso es un coyotito ligero). Cuando despertamos, nos fuimos a mojar los piesitos caminando a la orilla del mar y como hicimos tanto ejercicio, fuimos a recuperar las calorías quemadas comiendo :D
Estábamos disfrutando de nuestros alimentos (ay, qué payasa; estábamos zambándonos la comida) y yo me estaba quejando con mi mamá porque no podía ver bien al chavo buenote y de repente ¡zas! que llegan sus amigos, buenotes también, y yo con la mugrosa incomodidad de no poder ver bien sin verme bieeen obvia. El amiguín me vio de nuevo y todo, pero ya no me coqueteó tanto como el otro día ¬¬ ¡¿así qué chiste?!

No hay comentarios:

Publicar un comentario